1. Plantearnos metas realistas y fáciles de alcanzar por etapas, de esa manera cada tramo logrado brindará una sensación de bienestar que nos impulsará a seguir con más fuerza hacia el próximo paso, pero sin ignorar que posiblemente una vez que lleguemos al final de la meta, nos plantearemos una nueva a conquistar y la rueda volverá a empezar.
2. No perder nunca la coherencia entre lo que se quiere lograr y lo que se hace para lograrlo. Mantener esa coherencia evitará que nos confundamos en el camino y aunque no logremos el objetivo deseado, el bienestar lo sentiremos al saber que no nos traicionamos a nosotros mismos.
3. Tener siempre presente los momentos difíciles que nos tocó vivir, eso nos ayudará a valorar los momentos breves de felicidad que tenemos diariamente. Recordemos que uno disfruta de los contrastes de la vida y no de una felicidad continua.
4. Despojarnos de las tan odiosas comparaciones con quienes siempre suponemos que tienen una mejor vida que nosotros. Sabemos que uno siempre muestra lo mejor de sí, por lo tanto esa vida tan ideal que suponemos que tiene el prójimo, seguramente no lo es (al igual que la nuestra) porque ninguna vida ni ser humano es ideal, simplemente batallamos diariamente con más o menos obstáculos.
5. No vivir con miedo a las pérdidas, esto sólo se logrará una vez que hayamos perdido y aprehendido que la vida no se termino, asumiendo que una perdida es solo una regla mas en el divertido juego de ganar.